miércoles, 2 de marzo de 2011

Palabras más, palabras menos


Todo lo que usted quiera, si señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan, se escuchan, hasta que de pronto caen… Vocablos amados… Brillan como piedras de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío… Persigo algunas palabras…
Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema…
Las Palabras”, extraído de: Confieso que he vivido: memorias. Pablo Neruda. – Buenos Aires: Losada, 1974. – p. 73-74.)
 
 Las palabras anuncian y enuncian aquello que la psique y el pathos muestran mediante nuestros actos (… a veces). Nietzsche hablaba de la genealogía de la moral para desenmascarar el falso valor adquirido por los conceptos con el paso del tiempo y la crisis de la cultura occidental (ya achacable a Sócrates y Platón). Como filólogo (clásico) no podía evadirse del sentido etimológico de las palabras con las que nos comunicamos y basó parte de su filosofía en ello.
Es cierto, además, que hay determinadas palabras que fluyen en nosotros con más asiduidad que otras, que nos pertenecen más. De otras afirmamos que nos agradan más por su sonoridad o por su significado. Y, seguramente, otras nos parecen bochornosas o desagradables por distintas razones. Estoy segura de que éstas que se presentan aquí, ahora, aparecen en muchas listas (poéticas, seguro).
Ausencia
Del latín absentĭa, derivada del participio de presente absens, absentis del verbo absum (infinitivo abesse), formado con el prefijo ab-, que significa separación, alejamiento, y el verbo sum, es, ese, fui. Por tanto, podríamos definirla como “situación o cualidad del que está lejos”.
Otros étimos procedentes de la misma raíz serían esencia y  presencia.
Nostalgia
Del griego νόστος, vuelta, regreso (a casa), y -ἄλγος, dolor. Así, su significado propiamente sería el de “deseo doloroso de regresar”.
Nostalgia vendría a equivaler aproximadamente a añoranza, aunque esta última, del catalán enyorança, tiende a expresar el dolor por la pérdida definitiva de algo o de alguien. La palabra portuguesa saudade, ya incorporada al Diccionario de la RAE, estaría más próxima, ciertamente, a nostalgia.
Melancolía
Del latín melancholĭa, y este del griego μελαγχολία, compuesta de μέλας, negro y χολή, bilis (de la misma familia sería χολέρα, cólera, cuya raíz indoeuropea es ghel-, que nos deja, también relacionado, el étimo hiel).
Podríamos, entonces, hablar de tristeza profunda o bilis negra, o atra-bilis, en latín.
Náufrago
Del latín naufrăgus; procedente a su vez del griego ναῦς , latín navis, es decir, nave, barco (que nos deja, a su vez, ναυσία, nausea en latín y español, como sinónimo de mareo); y del latín frango, romper (cuya raíz indoeuropea es bhreg- que en germánico aparece como *brekan, y que nos dará también étimos españoles como fracción, fractura o frágil).
Si lo definiésemos, diríamos que es aquel que procede de una nave rota, destruida.

[Nota: Étimo, ἔτυμον,  también procede del tema indoeuropeo es-, del verbo griego εἰμί, sum latino, ser español y vendría a traducirse como lo verdadero,  lo que es]