domingo, 16 de octubre de 2011

Curso de filosofía para "ceporros"

¿Por qué no ir conociendo ya algo de los filósofos con los que iréis tratando no dentro de mucho?. Alguien lo escribió por ahí y he dado con ello. Evidentemente no es algo serio, ni así hay que tomárselo, incluídas las opiniones que se dan. Pero, al menos, los nombres ya os sonarán en un futuro.

DEL MITO AL LOGOS.- La Filosofía nace cuando un tipo dice que a la porra con los dioses y que "el agua es el origen de todas las cosas". Eso está clarísimo, ¿no? El menda, Tales de Mileto, siguió caminando y se cayó en una zanja.


PARMÉNIDES.- Éste alzó la voz para decir: "¡Eh, quieto ahí!". E inventó la metafísica.

HERÁCLITO.- A éste en cambio no le gustaba nada la quietud y se puso a berrear: "¡Moverse, moverse!". También dijo que nadie se quema dos veces con el mismo fuego, o algo así. Le llamaban El Oscuro, porque solía decir enigmas en plan Pedrito Ruiz.

SÓCRATES.- Dijo "sólo sé que no sé nada", y me temo que con acierto. Todos coinciden en que era más feo que el Fary chupando limón.


PLATÓN.- Tenía pinta y vozarrón de Constantino Romero. Su filosofía consiste en que vivimos en una caverna y que hay que salir de ella para que nos dé el solecito. Sus herederos son los dependientes de las agencias de viaje.


ARISTÓTELES.- Este tío se creía, al igual que Goethe, una especie de Adriansens que lo sabía todo. En el fondo tenía el cerebro patético del aficionado a los crucigramas.


EPICURO.- Éste sí que se lo montó bien. Su filosofía es muy simple: "Vosotros seguid pensando, que yo voy a tomarme unas aceitunitas".


FILOSOFÍA CRISTIANA.- San Agustín, Sa
nto Tomás y toda esa panda lo tenían clarísimo: "Sí, sí, vosotros dadle al coco... pero la Luz la tenemos nosotros porque nos sale de los melifluos y algodonosos cojoncillos". En este sentido, el más coherente fue Duns Escroto.

DESCARTES.- Este tío se inventó la "duda
metódica" y el "pienso, luego existo", que para un filósofo es como ganar el festival de Benidorm. Su fama fue tal que la reina Cristina de Suecia lo invitó a su cama, y por el camino René se resfrió. Se parecía a Clark Gable, pero sin las orejas de soplillo.


LEIBNIZ.- Dijo que "vivimos en el mejor de los mundos posibles". Enigmática frase que sólo llegaron a comprender los psocialistas cuando llegaron al poder en el 82 y se pusieron a descabezar gambas.

SPINOZA.- Hizo una Ética según el método geométrico. Si la entendí bien, consiste en pensar en triángulos y rectángulos para evitar hacer el mal. A causa de esta revolucionaria filosofía, lo expulsaron de la sinagoga.


HUME.- El primer filósofo con falda, puesto que era escocés (bueno, también lo fue Duns Escroto). Cansado de los racionalistas, dijo: "¡Alto ahí! ¡Los sentidos! ¡Ante todo los sentidos!". Y se puso a comer salchichones hasta engordar tremendamente.


KANT.- Del triste Inmanuel sólo nos ha quedado eso de que, a su paso, la gente ponía sus relojes en hora. Lo del fenómeno y el noúmeno y las aporías es muy complicado para vosotros y ni siquiera voy a esbozároslo. Pero sí es muy importante lo del imperativo categórico. Consiste en que debemos actuar siempre como si fuésemos Milikito.


HEGEL.- El tío vio a Beethoven y se dijo: "Voy a hacer lo mismo, pero en filosofía". Su tragedia es que luego no vino un Mike Ríos a hacernos digeribles sus empanadas (mentales, por supuesto).


MARX.- Menudo pillo. Dijo: "Yo digo lo mismo que Hegel, pero dándole la vuelta, y me hago el rey". La operación funcionó y se convirtió en un filósofo tipo Mili Vanili, que movía la boca pero no cantaba (el que cantaba era Hegel). Años después hizo de Doctor Infierno en la serie "Mazinger Z".


SCHOPENHAUER.- Alguien le habló del budismo y éste dijo: "Uy, uy, esto me lo adapto yo y triunfo". Y así fue: exactamente como cuando Ana Belén se puso a cantar en español canciones de Chico Buarque.


NIETZSCHE.- Con ese bigotón, se equivocó de trabajo: tenía que haberse puesto a cantar rancheras. Con lo del Eterno Retorno tuvo un vislumbre de lo que serían los programas de cotilleos.


FILOSOFÍA DEL SIGLO XX.- Tras muchos galimatías, llegó el hombre que lo puso todo en claro, enciclopédicamente: Adriansens.


FILOSOFÍA DEL SIGLO XXI.- Por fortuna Adriansens sigue vivo, con lo que tenemos garantizada la luz por otra temporada.
Fuente:http://nickjournalarcadiano.blogspot.com/2007/08/curso-de-filosofa-para-ceporros.html

miércoles, 4 de mayo de 2011

¿Es acaso azul la sangre de los inmortales dioses?

“Emergió la sangre divina, o por mejor decir, el icor; que tal es lo que tienen los venerables dioses, pues no comen pan ni beben vino negro, y por esto carecen de sangre y son llamados inmortales.”
(Homero, Ilíada V, vv. 339-342) en la que el osado héroe Diomedes se enfrenta a Afrodita y la hiere.)
Pues parece que no era así, ni siquiera sangraban como los mortales. Su “sangre”, si puede llamarse así, poseía en su composición un mineral, el ἰχώρ (ikhor), que además de incolora, la convertía en venenosa para cualquier mortal que osase siquiera tocarla. Dicho mineral parece estar presente en la ἀμβροσία (ambrosía) y en el νέκταρ (néctar) comida y bebida de los dioses en sus banquetes y que precisamente les hacía inmortales y eternamente jóvenes. Podían, asimismo,  ser utilizados como ungüento para ungir el cuerpo de los muertos, preservándolos así de la descomposición:
Tetis- […] Dicho esto, infundiéndole fortaleza y audacia, y echó unas gotas de ambrosía y de rojo néctar en la nariz de Patroclo para que el cuerpo se hiciera incorruptible” (Homero, Ilíada )
Las cualidades que proporcionaban ambos manjares las encontramos implícitas en su etimología. En indoeuropeo existían las raíces *mer- y *nek vinculadas a la muerte; *nek-  (néctar) para designar la muerte inesperada y *mer- (ambrosía) para la muerte natural.
De néctar, son varias las opciones etimológicas que se dan para explicar su origen: Por una parte, del término griego νεότης (neótes) que significa “juventud”; o bien de la ya comentada raíz indoeuropea para la palabra “muerte”.
Ambrosía, sería el sustantivo negativo del término griego βροτός (βροtós) que significa “mortal”, de manera que con la partícula negativa αν- (an-) pasaría a ser “inmortal o que proporciona inmortalidad” (en sanscrito “amrita”, significa sin muerte).
Según Píndaro, una de las impiedades de Tátalo fue ofrecer la ambrosía a los mortales. Y según Homero y Ovidio el néctar es servido por Hebes o Ganimedes.
“Sentados en el áureo pavimento junto a Zeus, los dioses celebraban consejo. La venerable Hebe escanciaba néctar y ellos recibían sucesivamente la copa de oro” (Homero, Ilíada )
Se cree que el néctar era la bebida, la parte líquida, y la ambrosía la comida, la parte sólida, aunque en las fuentes esta distinción no está tan clara, pues en algunas obras su uso es al revés. Esto nos llevaría a pensar que se complementarían.

domingo, 17 de abril de 2011


“Si alguien llama a la puerta, ábrele: puede que sea un dios.” Proverbio griego.
...Nos falta la entereza, y sentimos nostalgia de algo perdido o, por el contrario, aún no descubierto...
...el symbolon (tessera hospitalis para los latinos), que consistía en una tablilla de recuerdo a través de la cual el anfitrión y el huésped recordaban su amistad dividiéndola en dos mitades, de tal manera que el anfitrión que recibiera al huésped al cabo de los años pudiera reconocerlo al unir nuevamente con la suya la mitad que le mostrase el otro.
Por tanto, lo simbólico nos conduciría a esa imagen de separación y de nostalgia, pero también de unidad. La interrogación del mundo, sumada a esa percepción de nuestra falta de entereza, nos afirma de una manera casi ontológica en nuestra condición de extranjero, de exiliado...
....El hombre en cuanto extranjero siente nostalgia de esa hospitalidad esencial, siente el deseo, a veces secreto, a veces misterioso, a veces inconsciente, de recobrarla...
(X. La hospitalidad esencial.)
Aventura. Una filosofía nómada. Rafael Argullol

miércoles, 2 de marzo de 2011

Palabras más, palabras menos


Todo lo que usted quiera, si señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan, se escuchan, hasta que de pronto caen… Vocablos amados… Brillan como piedras de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío… Persigo algunas palabras…
Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema…
Las Palabras”, extraído de: Confieso que he vivido: memorias. Pablo Neruda. – Buenos Aires: Losada, 1974. – p. 73-74.)
 
 Las palabras anuncian y enuncian aquello que la psique y el pathos muestran mediante nuestros actos (… a veces). Nietzsche hablaba de la genealogía de la moral para desenmascarar el falso valor adquirido por los conceptos con el paso del tiempo y la crisis de la cultura occidental (ya achacable a Sócrates y Platón). Como filólogo (clásico) no podía evadirse del sentido etimológico de las palabras con las que nos comunicamos y basó parte de su filosofía en ello.
Es cierto, además, que hay determinadas palabras que fluyen en nosotros con más asiduidad que otras, que nos pertenecen más. De otras afirmamos que nos agradan más por su sonoridad o por su significado. Y, seguramente, otras nos parecen bochornosas o desagradables por distintas razones. Estoy segura de que éstas que se presentan aquí, ahora, aparecen en muchas listas (poéticas, seguro).
Ausencia
Del latín absentĭa, derivada del participio de presente absens, absentis del verbo absum (infinitivo abesse), formado con el prefijo ab-, que significa separación, alejamiento, y el verbo sum, es, ese, fui. Por tanto, podríamos definirla como “situación o cualidad del que está lejos”.
Otros étimos procedentes de la misma raíz serían esencia y  presencia.
Nostalgia
Del griego νόστος, vuelta, regreso (a casa), y -ἄλγος, dolor. Así, su significado propiamente sería el de “deseo doloroso de regresar”.
Nostalgia vendría a equivaler aproximadamente a añoranza, aunque esta última, del catalán enyorança, tiende a expresar el dolor por la pérdida definitiva de algo o de alguien. La palabra portuguesa saudade, ya incorporada al Diccionario de la RAE, estaría más próxima, ciertamente, a nostalgia.
Melancolía
Del latín melancholĭa, y este del griego μελαγχολία, compuesta de μέλας, negro y χολή, bilis (de la misma familia sería χολέρα, cólera, cuya raíz indoeuropea es ghel-, que nos deja, también relacionado, el étimo hiel).
Podríamos, entonces, hablar de tristeza profunda o bilis negra, o atra-bilis, en latín.
Náufrago
Del latín naufrăgus; procedente a su vez del griego ναῦς , latín navis, es decir, nave, barco (que nos deja, a su vez, ναυσία, nausea en latín y español, como sinónimo de mareo); y del latín frango, romper (cuya raíz indoeuropea es bhreg- que en germánico aparece como *brekan, y que nos dará también étimos españoles como fracción, fractura o frágil).
Si lo definiésemos, diríamos que es aquel que procede de una nave rota, destruida.

[Nota: Étimo, ἔτυμον,  también procede del tema indoeuropeo es-, del verbo griego εἰμί, sum latino, ser español y vendría a traducirse como lo verdadero,  lo que es]